Hideo Kojima, ese genio incomprendido, amado, odiado y siempre memificado, que mezcla repartos de Hollywood, bebés en cápsulas, delivery emocional y existencialismo digital, ya soltó la secuela que nadie entendía pero todos esperaban: Death Stranding 2: On the Beach.
Y sí… las reseñas ya llegaron.
Y sí… están igual de raras que el juego.
Pero algo es claro: el señor Kojima volvió a partir la industria en dos como si fuera el Moisés del gaming.
Porque con Kojima no se trata de entender, se trata de sentir. De dejarte llevar por una narrativa que mezcla filosofía con cinemáticas de 17 minutos, monstruos de petróleo, guitarras melancólicas… y de repente, Norman Reedus en poncho.

¿Es un videojuego? ¿Es arte? ¿Es una carta de amor al delivery?
Sí a todo. Y eso es lo que lo hace glorioso (o insoportable, dependiendo a quién le preguntes).
¿Y cómo le fue?
Según Metacritic, Death Stranding 2 está flotando entre el 87 y el 91, dependiendo la plataforma.
Los críticos dicen cosas como:
🗣 “Una obra maestra narrativa…”
🗣 “No es para todos, pero para los que sí: es arte puro.”
🗣 “Me sentí solo, pero acompañado… como cuando ves Interstellar crudo.”
🗣 “No entendí nada, pero lloré igual.”
Sí, así de Kojimesco está todo.
¿Qué hace bien y qué sigue raro en Death Stranding 2 ?
✅ La música sigue épica (Low Roar, vuelve a hacernos pedazos).
✅ El gameplay está más pulido y con más gadgets.
✅ ¡Hay más acción y menos caminar por piedras
❌ Pero igual hay tramos donde sientes que estás repartiendo paquetes emocionales en terapia.
❌ Y sí, los monólogos te harán cuestionar tu existencia (otra vez).

Death Stranding 2: On the Beach no es solo un juego, es una experiencia filosófica con mochila equipada.
Es terapia con gráficos next-gen, es soledad digital de lujo, es entregarle un paquete a un NPC mientras piensas en tus traumas de la infancia. Puede que no sea para todos… pero si conectas con él, prepárate para el viaje más raro, solitario y visualmente hermoso que te vas a echar en años.
Vas a llorar sin saber por qué, vas a caminar durante horas sintiendo que estás haciendo algo importante aunque solo llevas medicinas a un señor en una cueva, y vas a amar a tu BB como si fuera tu propio hijo.
Y si después de todo eso no sabes si te gustó o no… tranqui, es parte del proceso Kojima™.
Ah, y recuerda: si no entendiste el final… nadie lo hizo. Ni Kojima probablemente.
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